Debido a las alarmantes cifras de riesgos de infarto alrededor del mundo, todos conocemos ya en alguna medida de qué se trata un infarto. El infarto es la necrosis isquémica de un órgano, o en palabras más comunes, la muerte de un tejido. Sucede de manera general por la obstrucción de las arterías que lo irrigan ya sea porque existen elementos dentro de la luz del vaso, o elementos externos como tumores y otras condiciones que comprimen el órgano. Los infartos contrario a lo que se piensa, no suceden en un sólo músculo sino en varios y por ello existe una clara clasificación de clases de infarto que se pueden sufrir.
Entre las clases de infarto se sitúan las siguientes, que afectan a muy distintos órganos pero regularmente con las mismas preocupantes consecuencias.
Infartoen el corazón que es un infarto agudo del miocardio, infarto cerebral que es un accidente vascular encefálico, infarto intestinal en el área del intestino mesentérico, infarto renal que ocurre en el apartado renal. De esta clasificación de tipos de infarto, se puede deducir que aunque la mayoría de los infartos tienen lugar debido a una obstrucción de una artería que puede ser en los brazos, intestinos, piernas, existen también los infartos pulmonares. Se conocen como infartos pulmonares los de origen venoso por cuanto la sangre de la arteria pulmonar procede directamente de la circulación venosa a través de las cavidades derechas del corazón.
Por ello es importante mantener un nivel de vida saludable basado en una rutina básica de ejercicios y una alimentación saludable, que permitan el buen funcionamiento del organismo en general, porque tal como hemos citado, existen varios tipos de infarto y por ello pueden ocurrir derivados del mal funcionamiento arterial en muchas zonas de nuestro cuerpo y los infartos pulmonares. Así que prevenir siempre será mejor que lamentar.
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